Viniendo de una pequeña ciudad a las afueras de Charlotte, Andrew Burgess no procede de una zona con una gran escena de la moda. Así que cuando empezó a diseñar su propia ropa en 2016, tuvo que recurrir a su ingenio. Trabajando con herramientas y suministros mínimos, encontraba inspiración en las tiendas de segunda mano. «Tenía que agachar la cabeza y dedicar esas 10 000 horas», comenta. «El camino de cada persona es diferente, y yo siempre digo que es un maratón, no un sprint. Si nunca te rindes, no puedes fracasar».

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Depuis toujours, Amber Griffiths adore fabriquer des choses de ses mains. Mais depuis qu'elle étudie la couture et la conception de costumes, elle utilise ses créations pour explorer la beauté (et les singularités) du corps humain. « J'ai un certain nombre de problèmes de santé », dit-elle. J'ai donc intégré dans mon travail les expériences vécues avec mon propre corps. En créant, j’ai la possibilité de comprendre qui je suis de mille et une manières. Et ça me plaît énormément. »

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Criada en el seno de una familia hippy, Kayla creció entre festivales de música, donde siempre estaba rodeada de preciosos y vivos colores. A los 16 años empezó su negocio familiar que giraba en torno al arte, centrándose en obras inspiradas por la naturaleza. Las rocas, los bosques, las cosas bonitas que la rodean… crea esa gama de colores en cada una de sus piezas. «No se trata de cuántos clientes o seguidores tengas», comenta. «Se trata de crear algo que sea completamente tuyo».

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Mucho antes de pintar una prenda de vestir, Nii-Armah utilizaba el hormigón como su propio lienzo en blanco. Como grafitero y artista callejero a los 12 años, inició una pasión por hacer lo que con el tiempo se convertiría en una profesión. «Mi proceso es muy dinámico y rítmico», comenta. «Me gusta lo sencillo y puro. Mis piezas siguen el ritmo de la vida, el movimiento y la naturaleza porque crecí rodeado de naturaleza, y de ahí viene la mayor parte de mi inspiración».

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Peder Cho llevaba años ganándose la vida como contable cuando decidió seguir su pasión por la costura y dejar atrás la vida de oficina. Lo que empezó modificando sus propios trajes en la sastrería de su padre le llevó a trasladarse a Los Ángeles. «Si vives en Los Ángeles o en Nueva York, tienes que crear piezas increíbles para tener grandes oportunidades», comenta. «Así que existe una competencia sana en estos lugares para ayudar a los diseñadores y artistas a impulsarse mutuamente».

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Desde que tiene uso de razón, Corky ha sido una «coleccionista de hobbies». Para ella, crear es una manera de desconectar del mundo real. Pero también es su portal para volver a él. Confía en el arte para interactuar con los demás de forma significativa y atribuye el hecho de ser madre al desarrollo de su arte y creatividad. «Los niños siempre tienen ideas al azar que dan lugar a nuevas ideas», comenta. «Pero, en realidad, cada persona es creadora. Algunos crean cada día el arte de una comida caliente para su familia. Hasta la gestión de un armario funcional para los niños es obra de una mente creativa».

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La marca JOEGUSH nació cuando Joe diseñó el vestuario para el vídeo musical de un amigo, cuando todavía era solo un veinteañero. Desde entonces, Choi ha desarrollado un negocio en torno a su estética roquera, centrándose en reinterpretaciones retro inspiradas en la música, la arquitectura, la naturaleza, los viajes y mucho más. «El elemento de mi inspiración es una pequeña semilla», comenta. «Creo que puede cambiar de alguna forma dependiendo del tipo de agua que se le dé y del suelo en la que crezca».

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Tras años soñando con hacer su propia ropa, Robin finalmente empezó a coser durante el primer confinamiento de 2020. Inicialmente confeccionaba prendas con sábanas, pero su enfoque de reciclaje evolucionó a otras telas una vez que las redes sociales se fijaron en su estilo único y su personalidad sin filtros. «Intento dar nueva vida a las telas», comenta. «Es la propia tela la que me inspira para crear cualquier pieza. Nunca sé de antemano lo que voy a hacer».

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En 2016, Shinichiro creó su propia marca de ropa KUON, que significa «eternidad», «pasado remoto», «futuro» y «permanencia».Inspirado en los antiguos tejidos japoneses, Shin trata de presentar la cultura y la estética japonesas utilizando técnicas prestadas o tradicionales japonesas como el boro, el sakiori y el shashiko para crear modelos marcadamente urbanos, vintage, retro, clásicos e incluso pijos. «Quería conectar con la sociedad», comenta, «compartiendo lo que más me gusta».

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